Es más fácil conocer al hombre en general que a un hombre en particular.
Es más fácil juzgar el talento de un hombre por sus preguntas que por sus respuestas.
Es preferible fiarse del hombre equivocado a menudo, que de quien no duda nunca.
Es una reflexión penosa para un hombre considerar lo que ha hecho, comparado con lo que debió hacer.
Existe una opinión más discreta que la del hombre de mayor talento, y es la del público.