Es muy difícil decir si el hombre nace malo o si se vuelve así enseguida.
Es necesario diferenciar las cosas: lo que siempre existe sin haber nacido, y lo que siempre está comenzando sin jamás llegar a ser.
Es necesario que la moral y las ideas políticas de la generación que está formándose dejen de depender de la noticia del día o de las circunstancias del momento.
Es necesario siempre esperar cuando se esta desesperado, y dudar cuando se espera.
Es nuestro deseo siempre peregrino en las cosas de esta vida, y así con vana solicitud anda de unas en otras sin saber hallar patria ni descanso.
Es peligroso escuchar. Se corre el riesgo de que le convenzan; y un hombre que permite que le convenzan con una razón, es un ser absolutamente irracional.
Es peligroso tener razón cuando el gobierno está equivocado.
Es poderoso el hombre sereno.
Es por el hombre que hay valores en el mundo.
Es posible lograr que el pueblo siga al hombre bueno, pero nunca se le podrá forzar a que le comprenda.
Es preciso no estar en sus cabales para que un hombre aspire ser poeta; Pero, en fin es sencilla la receta. Forme usted líneas de medida iguales, y luego en fila las coloca juntas poniendo consonantes en las puntas. ¿y en el medio? ¿En el medio? ¡Ese es el cuento!, hay que poner talento.
Es preciso que a veces el hombre libre tome la libertad de ser esclavo.
Es preferible fiarse del hombre equivocado a menudo, que de quien no duda nunca.
Es realmente imposible quedarse sin ideas, ya que éstas se encuentran en todas partes. El mundo está lleno de ideas germinales.
Es sorprendente que el hombre, el instigador, inventor y vehículo de todos estos acontecimientos, el autor de todas las sentencias y decisiones y la planificación del futuro, sea tan negligente.
Es terrible hablar bien cuando se está errado.
Es un error creer que uno está rodeado de tontos, aunque sea verdad.
Es un examen muy fuerte, una experiencia muy nueva y muy rigurosa prueba, poner al que está mortal en los labios el cristal, y decide que no beba.
Es un hombre que sabe de todo, ¡qué tonto será!.
Es una necedad arrancarse los cabellos en los momentos de aflicción, como si ésta pudiera ser aliviada por la calvicie.
Esa necesidad de olvidar su yo en la carne extraña, es lo que el hombre llama noblemente necesidad de amar.
Escucha al hombre que trabaja con sus manos.
Ese beso que a tiempo me pediste temblando esta noche en mis labios es granada en sazón.
Eso de andar a vueltas un hombre con un animalito de colmillo en ristre o de cuerno en astillero no es del género humano: es del género animalesco.
Está bien tener sombrero por si se presenta una buena ocasión para quitárselo.