El hombre que nada teme es tan fuerte como el que es temido por todo el mundo.
El hombre que no comete errores usualmente no hace nada.
El hombre que no ha amado apasionadamente ignora la mitad más bella de la vida.
El hombre que no medita y obra con precipitación, no podrá evitar grandes fracasos.
El hombre que no sabe callar tampoco sabe hablar.
El hombre que no sabe correr, saltar, nadar... es como un automóvil en el que sólo se emplea la primera velocidad.
El hombre que no sabe sonreir, no debe abrir tienda.
El hombre que no se contenta con poco, no se contenta con nada.
El hombre que no teme a las verdades, nada debe temer a las mentiras.
El hombre que piensa yerra particularmente cuando pregunta por la causa y el efecto: ambos juntos forman el fenómeno indivisible. Quien sabe reconocer esto se halla en el buen camino hacia la acción, el actuar.
El hombre que presume, al primero que quiere convencer de su valía es a sí mismo.
El hombre que pretende verlo todo con claridad antes de decidir nunca decide.
El hombre que produce mientras los demás disponen de su producto es un esclavo.
El hombre que sabe gastar y ahorrar es el más feliz, porque disfruta de ambas cosas.
El hombre que sabe y sabe lo que sabe, es un sabio, ¡síguelo!. El hombre que no sabe y sabe que no sabe, es simple, ¡enséñale!. El hombre que sabe y no sabe que sabe, está dormido, ¡despiértalo!. El hombre que no sabe y no sabe que no sabe, es un necio, ¡huye de él!.
El hombre que se levanta es aún más grande que el que no ha caído.
El hombre que se mantiene en el justo medio lleva el nombre de sobrio y moderado.
El hombre que se ríe de todo es que todo lo desprecia. La mujer que se ríe de todo es que sabe que tiene una dentadura bonita.
El hombre que tiene miedo sin peligro, inventa el peligro para justificar su miedo.
El hombre razonable se adapta al mundo; el irrazonable intenta adaptar el mundo a sí mismo. Así pues, el progreso depende del hombre irrazonable.
El hombre reina y la mujer gobierna.
El hombre rico tiene aduladores, no amigos.
El hombre sabio es aquel que busca instruirse con todos los hombres; el hombre fuerte, aquel que sabe quebrar sus deseos; el hombre rico, aquel que se contenta con su suerte, y el hombre honrado, aquel que honra a los demás.
El hombre sabio no debe abstenerse de participar en el gobierno del Estado, pues es un delito renunciar a ser útil a los necesitados y un cobardía ceder el paso a los indignos.
El hombre sabio no lo es en todas las cosas.