El amor nace de un flechazo; la amistad del intercambio frecuente y prolongado.
El amor nace del recuerdo, vive de la inteligencia y muere por olvido.
El amor no da ni toma nada, excepto de sí mismo.
El amor no envejece nunca; muere en la infancia.
El amor no es más que una curiosidad.
El amor no es sólo un sentimiento. Es también un arte.
El amor no está en el otro, está dentro de nosotros mísmos; nosotros lo despertamos. Pero para que despierte necesitamos del otro.
El amor no puede permanecer en sí mismo. No tiene sentido. El amor tiene que ponerse en acción. Esa actividad nos llevará al servicio.
El amor no se mira, se siente, y aún más cuando ella está junto a ti.
El amor no sólo debe ser una llama, sino una luz.
El amor no tiene cura, pero es la única cura para todos los males.
El amor nunca deja de ser....
El amor nunca hizo ningún cobarde.
El amor nunca muere de hambre; con frecuencia de indigestión
El amor nunca muere de hambre; con frecuencia, de indigestión.
El amor nunca se muere de hambre, generalmente lo hace por indigestión.
El amor nunca se paga sino con puro amor.
El amor nunca tiene razones, y la falta del amor tampoco. Todo son milagros.
El amor o el odio hacen que el juez no conozca la verdad.
El amor por la fuerza nada vale, la fuerza sin amor es energía gastada en vano.
El amor por todas las criaturas vivientes es el más noble atributo del hombre.
El amor prolongado es posible -aun siendo un amor feliz- porque no es fácil poseer a un ser humano hasta el final, conquistarlo hasta el final -siempre se abren fondos nuevos, cuartos traseros del alma nuevos, aún no descubiertos, y también hacia ellos alarga sus manos la infinita ansia posesiva del amor-. Pero el amor finaliza tan pronto como sentimos un ser como limitado.
El amor propio es el mayor de los aduladores.
El amor propio es más ingenioso que el hombre más ingenioso de este mundo.
El amor propio es señal de una elevada opinión de uno mismo. Si un hombre tiene amor propio, esto demuestra lo que vale.