Nuestras horas son minutos cuando esperamos saber, y siglos cuando sabemos lo que se puede aprender.
Nunca hay que pactar con el error, aun cuando aparezca sostenido por textos sagrados.
Nunca son tan fuertes las mujeres como cuando se arman de la propia debilidad.
Nunca son tan peligrosos los hombres como cuando se vengan de los crímenes que ellos han cometido.
Obra de modo que la máxima de tu voluntad pueda ser en todo tiempo principio de una ley general.