Lo más importante que aprendí a hacer después de los cuarenta años fue a decir no cuando es no.
Los buenos gobiernos se conocen cuando lo que hacen vale más que lo que sus opositores dicen.
Los cocodrilos vierten lágrimas cuando devoran a sus víctimas. He ahí su sabiduría.
Los curas se consuelan de no haberse casado cuando oyen las confesiones de las mujeres.
Los hijos, cuando son pequeños, entontecen a sus padres; cuando son mayores, los enloquecen.
Los historiadores son personas que se interesan por el futuro cuando éste ya es pasado.