Nuestra amistad no depende de cosas como el espacio y el tiempo.
Nuestra entera vida es como una comedia.
Nuestra generación no se habrá lamentado tanto de los crímenes de los perversos, como del estremecedor silencio de los bondadosos.
Nuestra vida es como un sueño. Pero en las mejores horas nos despertamos lo suficiente como para darnos cuenta de que estamos soñando. La mayor parte del tiempo, sin embargo, estamos profundamente dormidos.
Nuestras acciones hablan sobre nosotros tanto como nosotros sobre ellas.
Nuestras buenas y nuestras malas acciones nos siguen casi como una sombra.
Nuestro amor es como la llovizna que cae quedamente (silenciosmente), pero desborda el río.
Nuestro ideal no llega a las estrellas, es sereno, sencillo; quisiéramos hacer miel como abejas, o tener dulce voz o fuerte grito, o fácil caminar sobre las hierbas o senos donde mamen nuestros hijos.
Nuestro sistema es la medida del absurdo, ya que tratamos al delincuente a la vez como un chico, de modo de tener derecho a castigarlo, y como un adulto, para poder negarle consuelo.
Nuestros defectos son como nuestros olores corporales: no los percibimos y no molestan, salvo a quienes están con nosotros.
Nuestros sentidos nos engañan o son insuficientes, cuando se trata de análisis, observación y apreciación.
Nunca consideres el estudio como un deber, sino como una oportunidad para penetrar en el maravilloso mundo del saber.
Nunca desistas de un sueño. Sólo trata de ver las señales que te lleven a él.
Nunca detengas tu mirada hacia cada sueño, enfócate en la justicia de los oprimidos y conocerás como combate un buen Guerrero de la mano de Dios.
Nunca el hombre es tan ridículo por las cualidades que tiene, como por aquellas que cree tener.
Nunca existe error tan grande como el de no proseguir.
Nunca he odiado a un hombre tanto como para devolverle sus diamantes.
Nunca he podido concebir cómo un ser racional podría perseguir la felicidad ejerciendo el poder sobre otros.
Nunca la persona llega a tal grado de perfección como cuando rellena un impreso de solicitud de trabajo.
Nunca me fue tan necesario como hoy el tener salud, corazón y juicio; hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la Patria.
Nunca nada es tan claro como se ve en el cine. La mayoría de las personas no saben lo que desean o lo que sienten. Solamente en las - películas se sabe bien cuáles son los problemas y cómo resolverlos.
Nunca nadie me dijo que el dolor se sentía como se siente el miedo. . . La misma tensión en el estómago, el mismo desasosiego.
Nunca otra cosa damos con tanta liberalidad como nuestros consejos.
Nunca pertenecería a un club que admitiera como socio a alguien como yo.
Nunca se da tanto como cuando se dan esperanzas.