Tu soñar me envolvía, soñado me sentí.
Jorge Guillen
Noche mucho más noche: el amor ya es un hecho.
Jorge Guillen
La memoria, malla a malla, me cubre armando su mundo. Interior, mi noche calla. En tu recuerdo me hundo.
Jorge Guillen
Gentes que me son extrañas: esas que me creen solo sin ver que tú me acompañas.
Jorge Guillen
¿Habrá un fin al saber?. Nunca, nunca. Se está siempre al principio de una curiosidad inextinguible frente a infinita vida.
Jorge Guillen
¡Tú, tú, tú, mi incesante primavera profunda mi río de verdor agudo y aventura!.
Jorge Guillen
Pero más, más ternura trae la caricia. Lentas, las manos se demoran, vuelven, también contemplan.
Jorge Guillen
Dormías, los brazos me tendiste y por sorpresa rodeaste mi insomnio.
Jorge Guillen
Así voy sin ti: perdido por entre gentes que anulan nuestro amor bajo su olvido.
Jorge Guillen
Ya te lo decía yo. Era imposible el olvido. Fuimos verdad. Y quedó.
Jorge Guillen
Entre las combas y las sombras de tu hermosura no me pierdo, y tu nombre claro proyecta luz muy personal sobre tu cuerpo, que está en mi amor y fuera de su mágico radio secreto.
Jorge Guillen
¡Qué alegría ser así dos historias en un cuento!.
Jorge Guillen
Sus caricias son sueños, entreabren la muerte, son lunas accesibles, son la vida más alta.
Jorge Guillen
Y los ojos prometen mientras la boca aguarda.
Jorge Guillen
Hay tanta plenitud en esta hora, tranquila entre las palmas de algún hado, que el curso del instante se demora lentísimo, cortés, enamorado.
Jorge Guillen
La soledad no es tan triste. Ser es también no haber sido.
Jorge Guillen
Calor, amor. La historia tras la puerta.
Jorge Guillen
El espíritu invade mi existencia con poder soberano.
Jorge Guillen
¡Tú más aún: tú como tú, sin palabras toda singular, desnudez única, tú, sola!.
Jorge Guillen
Cada vez que me despierto mi boca vuelve a tu nombre como el marino a su puerto.
Jorge Guillen
Aquel amor aun vibra bajo el impulso de una imagen, mero fantasma.
Jorge Guillen
Amigos. Nadie más. El resto es selva.
Jorge Guillen
Cuando uno pierde la esperanza se vuelve reaccionario.
Jorge Guillen
La caricia adormece, y a una región conduce más cercana a la tierra, a su silencio y sueño, bien tendidos, dichosos.
Jorge Guillen
¡Eres! Y tan desnuda, tan continua, tan simple que el mundo vuelve a ser fábula irresistible.
Jorge Guillen