El honor que se vende, aunque se dé muy poco por él, siempre se paga más de lo que realmente vale.
El instante vuela incontenible, y aunque nos esforcemos estamos condenados a pasar sin detenernos.
El que es bueno, es libre aún cuando sea esclavo; el que es malo, es esclavo aunque sea rey.
Esta juventud entusiasta es bella. Tiene razón, pero aunque estuviera equivocada, la amaríamos.