El buen juicio nace de la buena inteligencia y la buena inteligencia deriva de la razón, sacada de las buenas reglas; y las buenas reglas son hijas de la buena experiencia: madre común de todas las ciencias y las artes.
El buen lector hace el buen libro.
El buen libro de las penas es alivio.
El buen obrero, encuentra trabajo en cualquier agujero.
El buen paño en el arca se vende.
El buen sentido es el que mejor está repartido entre todo el mundo.
El buen tiempo y el amor son dos cosas de las que nunca podemos estar seguros.
El buen tienpo y el mal tiempo están dentro de nosotros, no fuera.
El dinero es buen sirviente pero mal amo.
El dinero no puede satisfacer el corazón del hombre, sino el buen uso que de él se hace, es esto lo que produce la verdadera satisfacción.
El dolor, cuando no se convierte en verdugo, es un gran maestro.
El ejercicio hace maestro al novicio.
El hábito es el maestro más eficaz.
El hallazgo afortunado de un buen libro puede cambiar el destino de un alma.
El hueco que la obra genial ha producido a nuestro alrededor es un buen lugar para encender nuestra pequeña luz. De allí la inspiración que irradian los genios, la inspiración universal que no sólo nos impulsa a la imitación.
El libro gobierna a los hombres y es el maestro del porvenir.
El maestro aprende de sus alumnos, el auditorio estímula al actor, el paciente cura a su psicoanalista, siempre y cuando no se traten como objetos,sino que estén relacionados entre sí en forma genuina y productiva.
El maestro que intenta enseñar sin inspirar en el alumno el deseo de aprender está tratando de forjar un hierro frío.
El mejor amigo de una mujer es un buen cuchillo.
El mejor maestro echa un borrón.
El mejor maestro se sienta en tu silla.
El mundo es una graciosa mentira inventada por el buen humor de los mártires.
El número ideal de comensales para una cena es dos... yo y un buen camarero.
El objetivo de la educación es la virtud y el deseo de convertirse en un buen ciudadano.
El pasado debe ser maestro del futuro.