Una de cal y otra de arena, hacen la mezcla buena.
Uno de los defectos de la educación superior moderna es que hace demasiado énfasis en el aprendizaje de ciertas especialidades, y demasiado poco en un ensanchamiento de la mente y el corazón por medio de un análisis imparcial del mundo.
Uno no puede ponerse del lado de quienes hacen la historia, sino al servicio de quienes la padecen.
¿Quién puede vanagloriarse de no tener defectos? Examinando los suyos, aprenda cada uno a perdonar los de los demás.