La paciencia es una virtud calumniada, quizá porque es la más difícil de poner en práctica.
La paternidad y los espejos son abominables, porque multiplican el número de hombres.
La política es más peligrosa que la guerra, porque en la guerra sólo se muere una vez.
La soberbia nunca baja de donde sube, porque siempre cae de donde subió.
La vejez es mala porque priva al hombre de todos los placeres dejándole los apetitos.
La vida real del hombre es feliz, principalmente porque él siempre espera que pronto lo sea.
Las leyes mantienen su crédito no porque sean justas, sino porque son leyes.