Lloramos al nacer porque venimos a este inmenso escenario de dementes.
Lo más fuerte es la necesidad, porque domina todo.
Lo más grande es el espacio, porque lo encierra todo.
Lo más hermoso es el mundo, porque es obra de Dios.
Lo más sabio es el tiempo, porque esclarece todo.
Lo que dicen las palabras no dura. Duran las palabras. Porque las palabras son siempre las mismas y lo que dicen no es nunca lo mismo.
Lo que más nos aproxima a una persona es esa despedida, cuando acabamos separandonos, porque el sentimiento y el juicio no quieren ya marchar juntos; y aporreamos con violencia el muro que la naturaleza ha alzado entre ella y nosotros.
Lo que te critiquen, hazlo. Porque eso eres tú.
Los ángeles pueden volar porque se toman a sí mismos a la ligera.
Los arquitectos tenemos la manía de la utopía y es porque conocemos tan poco nuestra tierra que ni la queremos.
Los bárbaros que todo lo confían a la fuerza y a la violencia, nada construyen, porque sus simientes son de odio.
Los diplomáticos tienen garantizado por mucho tiempo su trabajo, porque no parece probable que los ordenadores a corto plazo aprendan a beber champange y a comer langosta.
Los hechos no dejan de existir sólo porque sean ignorados.
Los hombre vulgares han inventado la vida de sociedad porque les es más fácil soportar a los demás que soportarse a sí mismos.
Los hombres en general juzgan más por los ojos que por las manos; porque el ver pertenece a todos, y el tocar a pocos. . . El vulgo se deja siempre coger por las apariencias. . . Y en el mundo no hay sino vulgo.
Los hombres no viven juntos porque sí, sino para acometer juntos grandes empresas.
Los humanos no saben lo que poseen en la Tierra. Será porque la mayoría no ha tenido ocasión de abandonarla y regresar después a ella.
Los indios denominan al Ser supremo Pananad o el Inmóvil, porque a ellos mismos les encanta holgazanear.
Los libros son, entre mis consejeros, los que más me agradan, porque ni el temor ni la ambición les impiden decirme lo que debo hacer.
Los padres reprimen a sus hijos porque saben que tarde o temprano serán mejor que ellos, si es que no lo son en ese instante.
Los problemas que agitan a una generación se extinguen para la generación sucesiva no porque hayan sido resueltos sino porque el interés general los deroga.
Los que se desaniman ante un fracaso es porque ya tienen todo lo que pueden.
Los ricos son admirados porque han acumulado dinero. Pero lo que ha sido acumulado puede gastarse. La admiración se va junto con el dinero.
Los sabios hablan porque tienen algo que decir. Los tontos hablan porque tienen que decir algo.
Los sueños bonitos son a veces las peores torturas, porque cuanto más te alegran, mas sufres al despertar.