Pero más, más ternura trae la caricia. Lentas, las manos se demoran, vuelven, también contemplan.
Qué desespero trae el amor, yo que no sabía lo que era el amor, ahora lo sé porque no soy feliz.
Tan imposible es avivar la lumbre con nieve, como apagar el fuego del amor con palabras.
Todos llevan consigo, hasta el fin, viscosidades y cáscaras de huevo de un mundo primordial.
Y si por algo es triste la lluvia que no llueve será porque es la lluvia condenada a ser nieve
Y si por algo es triste la lluvia que no llueve será porque es la lluvia condenada a ser nieve.