El problema de la mujer siempre ha sido un problema de hombres.
El progreso consiste en navegar siempre en contra de la corriente, que es la rutina.
El progreso y el desarrollo son imposibles si uno sigue haciendo las cosas tal y como siempre las ha hecho.
El que escribe en el alma de un niño escribe para siempre.
El que está acostumbrado a viajar, sabe que siempre es necesario partir algún día.
El que juega con fuego siempre sale quemado.
El que no ama siempre tiene razón: es lo único que tiene.
El que no cree en si mismo miente siempre.
El que no tiene opinión propia siempre contradice la de los demás.
El que ostenta el poder es siempre impopular.
El que quiere estudiar amor se queda siempre en alumno.
El que sabe desdeñar su vida, sabrá siempre honrarla.
El que siempre busca grandezas, alguna vez la encuentra.
El que va acompañado de una linda mujer sabe que los amigos hallados en la calle tienen siempre más cosas que decir que cuando vamos solos.
El que vive enamorado delira, a menudo se lamenta, siempre suspira, y no habla sino de morir.
El rendirse a la ignorancia y llamarla dios siempre ha sido prematuro y sigue siéndolo hoy día.
El sabio en la virtud debe siempre hacer fundamento.
El sabio no dice nunca todo lo que piensa, pero siempre piensa todo lo que dice.
El sabio siempre quiere aprender; el ignorante siempre quiere enseñar.
El secreto de la felicidad no está en hacer siempre lo que se quiere, sino en querer siempre lo que se hace.
El sentimiento más profundo se revela siempre en el silencio.
El tema de la envidia es muy español. Los españoles siempre están pensando en la envidia. Para decir que algo es bueno dicen: "Es envidiable".
El temor es siempre la confesión de una debilidad que desaconseja la lucha y no quiere ni ver al adversario.
El tiempo es el mejor autor: siempre encuentra un final perfecto.
El tiempo siempre está maduro, la pregunta es para qué.