El erotismo es como el baile: una parte de la pareja siempre se encarga de manejar a la otra.
El español siempre lo sabe todo. Y si de algo no sabe nada, dice: De esto hablaremos más adelante.
El hombre debería decir siempre mucho más de lo que pretende y pretender mucho más de lo que dice.
El hombre se cree siempre ser más de lo que es, y se estima menos de lo que vale.
El honor que se vende, aunque se dé muy poco por él, siempre se paga más de lo que realmente vale.
El ladrillo me estaba hablando siempre, me decía estás perdiendo una oportunidad. . .