En cada amanecer hay un vivo poema de esperanza, y, al acostarnos, pensemos que amanecerá.
En el altar de tu reja digo una misa de amor, tú eres la virgen divina y el sacerdote soy yo.
En el árbol de mi pecho hay un pájaro encarnado. Cuando te veo se asusta, ¡eres un espantapájaros!.
En la vida, todo es amor. Si uno ama está vivo, si crea amor, las cosas buenas forzosamente llegan.