No son nube ni flor los que enamoran; eres tú, corazón, triste o dichoso, ya del dolor y del placer el árbitro, quien seca el mar y hace habitar el polo.
No tengas miedo a la verdad: puede doler mucho, pero es un dolor sano.
No viviré si no es para buscarte y cruzaré el dolor para adorarte.
Nunca nadie me dijo que el dolor se sentía como se siente el miedo. . . La misma tensión en el estómago, el mismo desasosiego.
Nunca se olvidan las lecciones aprendidas en el dolor.
Oh, falso amor, pocas veces das placer y muchas dolor!.
Para el amor y la muerte no hay cosa fuerte.
Perdonar es el valor de los valientes. Solamente aquel que es bastante fuerte para perdonar una ofensa, sabe amar.
Quién escucha la voz del anciano es como un árbol fuerte; quién tapa los oidos es como una rama al viento.
Quien me tiene de un hilo no es fuerte; lo fuerte es el hilo.
Quien sabe de dolor, todo lo sabe.
Regaría con mis lágrimas las rosas, para sentir el dolor de sus espinas, y el encarnado beso de sus pétalos.
Reprochas al sordo que no te escucha. ¡Grítale más fuerte!.
Sé fuerte cual pantera para hacer su deseo, ágil como corzo, valiente cual león.
Sentir que se ríe de nosotros algo al mismo tiempo inferior y más fuerte que uno es espantoso.
Si Dios existe, le voy a pedir cuentas de lo absurdo de la vida, del dolor, de la muerte, de haber dado a unos la razón y a otros la estupidez... y de tantas otras cosas.
Si lloras de alegría, no seques tus lágrimas: las robas al dolor.
Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento.
Si puedo evitar que un corazón sufra, no viviré en vano; si puedo aliviar el dolor en una vida, o sanar una herida o ayudar a un petirrojo desmayado a encontrar su nido, no viviré en vano.
Sin dolor no se forma el carácter; sin placer, el espíritu.
Solo sanamos de un dolor cuando lo padecemos plenamente.
Somos tan pequeños como nuestra dicha, pero somos tan grandes como nuestro dolor.
También en los dominios del espíritu reina la ley del más fuerte.
Tan fuerte es el vínculo con un hijo que nunca se tuvo como con el que se ha tenido.
Toda ciencia viene del dolor. El dolor busca siempre la causa de las cosas, mientras que el bienestar se inclina a estar quieto y a no volver la mirada atrás.