El dolor es, él mismo, una medicina.
El dolor está en nuestra vida cotidiana, en el sufrimiento escondido, en la renuncia que hacemos y culpamos al amor por la derrota de nuestros sueños.
El dolor físico lastima. El espiritual, desgarra.
El dolor no nos sigue: camina adelante.
El dolor que no se desahoga con lágrimas puede hacer que sean otros órganos los que lloren.
El dolor quema mucha superficialidad.
El dolor siempre cumple lo que promete.
El dolor silencioso es el más funesto.
El dolor tiene un gran poder educativo; nos hace mejores, más misericordiosos, nos vuelve hacia nosotros mismos y nos persuade de que esta vida no es un juego, sino un deber.
El dolor, cuando no se convierte en verdugo, es un gran maestro.
El dolor, la amargura, las sombras el aliento en huida, la muerte luego la luz que de repente vino y tú fuiste marcando sus aristas celestes ante el asombro alegre de mis ojos.
El espíritu humano es más fuerte que cualquier cosa que le pueda ocurrir.
El hombre a quien el dolor no educó siempre será un niño.
El hombre es más duro que el hierro, más fuerte que un toro y más frágil que una rosa.
El hombre es un aprendiz y el dolor es su amo.
El hombre más fuerte del mundo es el que está más solo.
El hombre que nada teme es tan fuerte como el que es temido por todo el mundo.
El hombre sabio es aquel que busca instruirse con todos los hombres; el hombre fuerte, aquel que sabe quebrar sus deseos; el hombre rico, aquel que se contenta con su suerte, y el hombre honrado, aquel que honra a los demás.
El mas acerbo dolor entre los hombres es el de aspirar mucho y no poder nada.
El más fuerte no es siempre bastante fuerte para ser amo.
El mundo es fuerte y bello por los amigos.
El mundo es fuerte, pero más fuerte es el hombre que lo gobierna; y es soberana el alma, que gobierna al hombre.
El que domina a los otros es fuerte; el que se domina a sí mismo es poderoso.
El que no es bello a los veinte, ni fuerte a los treinta, ni rico a los cuarenta, ni sabio a los cincuenta, nunca será ni bello, ni fuerte, ni rico, ni sabio.
El sexo, el dolor y el amor son experiencias límite del hombre. Y solamente aquel que conoce esas fronteras conoce la vida; el resto es simplemente pasar el tiempo, repetir una misma tarea, envejecer y morir sin saber realmente lo que se estaba haciendo aquí.