Tus ojos son un delito negro como las tinieblas, y tienes para ocultarlo bosque de pestañas negras.
Vive de manera que puedas mirar fijamente a los ojos de cualquiera y mandarlo al diablo.
Vivir sin filosofar es, propiamente, tener los ojos cerrados, sin tratar de abrirlos jamás.
Yo te miro, yo te miro sin cansarme de mirar y que lindo niño veo a tus ojos asomar.
¡Ah qué grande es el mundo a la luz de las lámparas! / ¡Y qué pequeño es a los ojos del recuerdo!