La conciencia es la voz del alma; las pasiones, la del cuerpo.
La corrupción del alma es más vergonzosa que la del cuerpo.
La enfermedad es una experiencia de la llamada mente mortal. Es miedo que se manifiesta en el cuerpo.
La felicidad del cuerpo se funda en la salud; la del entendimiento, en el saber.
La finalidad del arte es dar cuerpo a la esencia secreta de las cosas, no el copiar su apariencia.
La lectura es a la inteligencia lo que el ejercicio es al cuerpo.
La lectura es para el espíritu, lo que la gimnasia para el cuerpo.
La mente domina el cuerpo; la mente no siempre domina la mente.
La mente rechaza una nueva idea con la misma fuerza que el cuerpo rechaza una proteína que le es extraña y se resiste a ella con similar energía. Quizás no sería descabellado decir que una idea nueva es el antígeno de mas rápido efecto que conoce la ciencia. Si nos observamos con sinceridad descubriremos que con frecuencia hemos empezado a atacar una nueva idea antes de que haya terminado de ser formulada.
La parte de vuestro cuerpo más sana es la que más se ejercita.
La soledad es al espíritu lo que la dieta al cuerpo.
La vida no es aceptable a no ser que el cuerpo y el espíritu vivan en buena armonía, si no hay un equilibrio natural entre ellos y si no experimentan un respeto natural el uno por el otro.
Llenas tus valijas de amor y te vas, a buscar el cuerpo de una mujer, y descubrís que amor es más que una noche y juntos ver amanecer.
Lo que me gusta del hombre es la inteligencia, el sentido del humor y un cuerpo fantástico. Pero si tiene un cuerpo fantástico puedo olvidar lo demás.
Los lugares más soeces y menos bellos de nuestro cuerpo son los que dan placer.
Los ojos son el punto donde se mezclan alma y cuerpo.
Los que ven alguna diferencia entre el cuerpo y el alma es que carecen de ambos.
Me duele una mujer en todo el cuerpo.
Melancolía: extraña dolencia del alma que agujerea al cuerpo; de sabor agridulce. Un poeta le otorgó un pico voraz y dolorosamente tierno. Otro poeta la llamó rosa del aliento y damisela soledad. Para el sujeto desprevenido, la melancolía puede ser -en definitiva suena así y origina confusiones varias- un dulce tentador. Ingerir en grandes proporciones puede ocasionar trastornos serios en los recuerdos y desequilibrar la dieta de vida de cada jornada. Es improbable que un animal sentipensante pueda existir sin haber paladeado alguna vez un poco de melancolía.
Miraba hacia abajo, a Marilyn, ese espectáculo de cuerpo mamífero y esplendoroso vestido "transparente". ¿Habría tenido tiempo Marilyn de preguntarse si el Presidente iba a viajar a Los Angeles para ayudarla a celebrar su cumpleaños el primero de junio? Una celebración seguramente íntima; no, era improbable que hubiese tenido tiempo de preguntárselo, porque estaba atontada ante el micrófono, y con una sonrisa ausente, lamiéndose los labios pintados de rojo como en un intento desesperado de recordar dónde estaba y qué era aquello, con los ojos vidriosos, tambaleándose sobre sus tacos de aguja.
Ni la intimidad de tu frente clara como una fiesta ni la costumbre de tu cuerpo, aún misterioso y tácito y de niña, ni la sucesión de tu vida asumiendo palabras o silencios serán favor tan misterioso como mirar tu sueño implicado en la vigilia de mis brazos.
No fue más que un poco de miel pero calentó mi cuerpo y en mi alma brilla aún como un gran sol.
No hagas de tu cuerpo la tumba de tu alma.
No somos sólo cuerpo, o sólo espíritu, somos cuerpo y espíritu a la vez.
Nos damos bien a la pena y nos imponemos privaciones para curar el cuerpo; se puede, pienso, hacer lo mismo para curar el alma.