Demasiado libertinaje en la juventud seca el corazón, y demasiada continencia atasca el espíritu.
Dentro de mil años, sí, dentro de millones de años te diré: ¿Sabes donde estás? Estás en mi corazón.
Di y haz algo positivo que mejore la situación; no se necesita un cerebro para quejarse.