Ahora estoy ensayando un experimento muy frecuente entre los autores modernos, es decir, escribir acerca de nada.
Aquellos impecables autores son los que nunca escribieron.
Desprecia la literatura en la que los autores delatan todas sus intimidades y las de sus amigos. La persona que pierde su intimidad, lo pierde todo.
Las obras completas aplastan al lector; matan a los autores y arruinan a los editores.
Las obras de arte hablan de sus autores, introducen en el conocimiento de su intimidad y revelan la original contribución que ofrecen a la historia de la cultura.
Los autores de revoluciones no pueden sufrir que otros las hagan después de ellos.
Vieja madera para arder, viejo vino para beber, viejos amigos en quien confiar, y viejos autores para leer.