El gesto de amargura del hombre es, con frecuencia, sólo el petrificado azoramiento de un niño.
El matrimonio es una cadena tan pesada que para llevarla hace falta ser dos, y a menudo tres.
El mundo exige resultados. No le cuentes a otros tus dolores del parto, muéstrales al niño.
El niño es realista; el muchacho, idealista; el hombre, escéptico, y el viejo, místico.