El motivo no existe siempre para ser alcanzado, sino para servir de punto de mira.
El mundo no envejece, se renueva, se hace más puro, más ágil y sincero, y el porvenir es siempre joven.
El optimista es una parte de la respuesta. El pesimista es siempre una parte del problema.
El optimista siempre tiene un proyecto. El pesimista siempre tiene una excusa.
El optimista tiene siempre un proyecto; el pesimista, una excusa.
El optimista ve siempre luz en la oscuridad. El pesimista siempre ve oscuridad en medio de la luz.
El orgullo de los mediocres consiste en hablar siempre de sí mismos; el orgullo de los grandes hombres es de no hablar nunca de ellos.
El orgullo se resarce siempre y no pierde nada, incluso cuando renuncia a la vanidad.
El pasado siempre está presente.
El perdón siempre contiene justicia. Aunque no sea justo.
El porvenir de un hijo es siempre obra de su madre.
El problema de la mujer siempre ha sido un problema de hombres.
El progreso consiste en navegar siempre en contra de la corriente, que es la rutina.
El progreso y el desarrollo son imposibles si uno sigue haciendo las cosas tal y como siempre las ha hecho.
El que escribe en el alma de un niño escribe para siempre.
El que está acostumbrado a viajar, sabe que siempre es necesario partir algún día.
El que juega con fuego siempre sale quemado.
El que no ama siempre tiene razón: es lo único que tiene.
El que no cree en si mismo miente siempre.
El que no tiene opinión propia siempre contradice la de los demás.
El que ostenta el poder es siempre impopular.
El que quiere estudiar amor se queda siempre en alumno.
El que sabe desdeñar su vida, sabrá siempre honrarla.
El que siempre busca grandezas, alguna vez la encuentra.
El que va acompañado de una linda mujer sabe que los amigos hallados en la calle tienen siempre más cosas que decir que cuando vamos solos.