Para enseñar a los demás, primero has de hacer tú algo muy duro: has de enderezarte a ti mismo.
Parece, pues, que la felicidad es algo perfecto y suficiente, ya que es el fin de los actos.
Sentir que se ríe de nosotros algo al mismo tiempo inferior y más fuerte que uno es espantoso.
Sexo: lo que sucede en diez minutos es algo que excede a todo el vocabulario de Shakespeare.