Muy frecuentemente las lágrimas son la última sonrisa del amor.
No es amigo quien ríe mi risa, sino quien llora mis lágrimas.
No me digais que un gran hombre no llora nunca. Un gran hombre llora, pero sus lágrimas son furtivas.
No rías nunca de las lagrimas de un niño. Todos los dolores son iguales.
No sé yo que haya en el mundo palabras tan eficaces ni oradores tan elocuentes como las lágrimas.
No tengo nada que ofrecer aparte de sangre, sudor y lágrimas.
Nuestras palabras no son más que migas que caen del banquete de la mente.
Regaría con mis lágrimas las rosas, para sentir el dolor de sus espinas, y el encarnado beso de sus pétalos.
Se va la primavera quejas de pájaros lágrimas en los ojos de los peces.
Si lloras de alegría, no seques tus lágrimas: las robas al dolor.
Si lloras por haber perdido el sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas.
También mi sangre bulle y río por los ojos que han conocido el brote de las lágrimas. Creo que el mundo es bello, que la poesía es como el pan, de todos.
Tengo corazón, mas corazón de soberano; no me apiado de las lágrimas de una duquesa, pero me afectan los males de los pueblos.
Todas las cosas fingidas caen como flores marchitas, porque ninguna simulación puede durar largo tiempo.
Y mi cuerpo aun vestirá con tus caricias y mis ojos sin tus ojos son tan sólo esas lágrimas que empañan la sonrisa.
Y, sin embargo, amor, a través de las lágrimas, yo sabía que al fin iba a quedarme desnudo en la ribera de la risa.
¡Los suspiros son aire y van al aire! /¡Las lágrimas son agua y van al mar! /Dime, mujer, cuando el amor se olvida /¿sabes tú adónde va?