...Para mí, era el pan, era la nieve; ya la nieve no es blanca, el pan no sabe a nada.
Aunque seas tan casto como el hielo y tan puro como la nieve no escaparás de la calumnia.
El vino de la adolescencia no siempre aclara según pasan los años, a veces se vuelve turbio.
La maravilla de un solo copo de nieve supera la sabiduría de un millón de meteorologistas.
No debes quejarte de la nieve en el tejado de tu vecino cuando también cubre el umbral de tu casa.