Ahí radica el verdadero poder de los medios masivos: son capaces de redefinir la normalidad.
Al poder se sube casi siempre de rodillas. Los que suben de pie son los que tienen derecho a él.
Aléjese de los palacios el que quiera ser justo. La virtud y el poder no se hermanan bien.
Apocarse es virtud, poder y humildad; dejarse apocar es vileza y delito.
Cuando el amor es la normas, no hay voluntad de poder, y donde el poder se impone, el amor falta.
Cuando se teme a alguien es porque a ese alguien le hemos concedido poder sobre nosotros.