El fin de tener una mente abierta, como el de una boca abierta, es llenarla con algo valioso.
Es absolutamente imposible encarar problema humano alguno con una mente carente de prejuicios.
Es una de las supersticiones de la mente humana imaginarse que la virginidad pueda ser una virtud.
Hace falta una mente muy poco corriente para acometer el análisis de lo obvio.