Debe entenderse que todos somos educadores. Cada acto de nuestra vida cotidiana tiene implicancias, a veces significativas. Procuremos entonces enseñar con el ejemplo.
Cada día debemos juzgarlo una nueva vida.
Cada día es una pequeña vida.
Cada hombre debe tener derecho a elegir su destino.
Cada instante de la vida es un paso hacia la muerte.
Cada instrumento (o medio) debe adaptarse a la experiencia.
Cada nuevo amigo que ganamos en la carrera de la vida nos perfecciona y enriquece más aún por lo que de nosotros mismos nos descubre, que por lo que de él mismo nos da.
Cada una de nuestras relaciones con el hombre y con la naturaleza debe ser una expresión definida de nuestra vida real, individual, correspondiente al objeto de nuestra voluntad.
Cada uno de nosotros tiene un día, más o menos triste, más o menos lejano, en que, por fin, debe aceptar que es un hombre.
Cada vez que hago un papel, éste debe tener muchas cosas de mí misma, porque si no fuera así el personaje no sería creíble.
Cada vez que un hombre ríe, añade un par de días a su vida.
Cada vida ha de tener sus espacios huecos que el ideal ha de rellenar.
Cuando alguien desea algo debe saber que corre riesgos y por eso la vida vale la pena.
Debe evitarse hablar a los jóvenes del éxito como si se tratase del principal objetivo en la vida. La razón más importante para trabajar en la escuela y en la vida es el placer de trabajar, el placer de su resultado y el conocimiento del valor del resultado para la comunidad.
Debe hacerse en cada momento, lo que en cada momento es necesario.
El bien de la humanidad debe consistir en que cada uno goce al máximo de la felicidad que pueda, sin disminuir la felicidad de los demás.
El filósofo, debe hacer filosofía cuando ya la vida ha pasado.
El hecho de que la improvisación se pierde en el aire nos hace apreciar que cada momento de la vida es único. . . Un beso, un atardecer, una danza, un chiste. Ninguno volverá a repetirse de la misma manera. Cada uno sucede una sola vez en la historia del universo.
El hogar debe ser el refugio sagrado de la vida.
El hombre que me ame hará poesía con su vida, construyendo cada día con la mirada puesta en el futuro.
El humor es parte de la vida y en consecuencia no debe ser excluido, ni aun de la literatura seria.
El poeta debe caer como un halcón sobre su presa y dejarla en los huesos.
El que detesta esta vida Debe amar La flor del cardo.
El sentido de la vida está en vivir cada día tal como se nos presenta.
El único placer de la vida en Ginebra es que allí cada cual puede morir como le dé la gana. Hay mucha gente decente que ni siquiera llama al cura.