Dormía..., dormía y soñaba que la vida no era más que alegría. Me desperté y vi que la vida no era más que servir... y el servir era alegría.
A veces quise no soñar contigo, y cuanto más quería más soñaba, por tus versos que yo saboreaba, tú el rico de poemas, yo el mendigo.
Antes de yo conocerte soñaba que me amarías; ¡quién presta oído a los sueños, quién de los sueños se fía!.
De noche, te alisabas los cabellos, yo me dormía, meditando en ellos.
Dormía y soñé que la vida era belleza; desperté y advertí que es deber.
Iba yo a los cerezos en flor Dormía bajo ellos Así era mi pasatiempo.
Soñaba con ser vieja para tener tiempo para muchas cosas. No quería ser joven, porque perdía el tiempo en amar solamente. Ahora pierdo más tiempo que nunca en amar, porque todo lo que hago lo hago doblemente.
Soñaba el ciego que veía, y soñaba lo que quería.
¡Toda la primavera dormía entre tus manos!.