Para hacer la paz se necesitan por lo menos dos, mas para hacer la guerra basta uno sólo.
Para trabajar basta estar convencido de una cosa: que trabajar es menos aburrido que divertirse.
Tan sola no me has dejado, que estoy conmigo y me basta, igual que siempre lo he estado.
¡Basta de silencios!¡Gritad con cien mil lenguas! porque, por haber callado, ¡el mundo está podrido!