...Para mí, era el pan, era la nieve; ya la nieve no es blanca, el pan no sabe a nada.
Aunque seas tan casto como el hielo y tan puro como la nieve no escaparás de la calumnia.
Cuando el día está bonito, sí, bonito
y no importa si el gobierno entero se va al carajo.
Después de haber besado sus cabellos de trigo, nada importa la culpa, pues no importa el castigo.